INFORMACIÓN GEOESPACIAL PARA LA GESTIÓN DE DESASTRES
INFORMACIÓN GEOESPACIAL PARA LA GESTIÓN DE DESASTRES
Por Lighezzolo Andrés, Mariana Horlent y Marcelo Colazo
Por Lighezzolo Andrés, Mariana Horlent y Marcelo Colazo
El 4 de octubre de 1957, la Unión Soviética lanzó el Sputnik 1, el primer satélite artificial de la historia. 67 años después, la tecnología espacial ha evolucionado de manera exponencial, con aplicaciones que abarcan desde la comunicación y navegación, hasta el ámbito militar y la observación de la Tierra.
Hoy en día, según el índice de Objetos Lanzados al Espacio Ultraterrestre, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Ultraterrestre (UNOOSA) (United Nations Office for Outer Space Affairs. Outer Space Objects Index. 2024), existen más de 10.000 satelitales orbitando la Tierra contribuyendo significativamente al desarrollo global. Entre estos desarrollos, el sector de observación de la Tierra ha jugado un papel clave en tres pilares fundamentales del desarrollo humano sostenible: el económico, el ambiental y el social.
En el eje económico, la tecnología satelital ha impulsado numerosos sectores, siendo un ejemplo destacado la agricultura, donde el monitoreo de cultivos y la optimización del uso de recursos han mejorado significativamente la productividad (Wang et al., 2024). En el eje ambiental, los satélites brindan la posibilidad de realizar un seguimiento constante de los ecosistemas, facilitando, entre otras cosas, la vigilancia de la deforestación y la preservación de la biodiversidad (Kacic et al., 2022). En el eje social, que también tiene un impacto transversal en los otros dos, la tecnología espacial es fundamental para la anticipación y respuesta temprana ante desastres naturales (Madry, S. 2015).
El rol de la CONAE en la gestión de desastres
En este contexto, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), a través de su Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas (UEAT), trabaja sistemáticamente en la respuesta ante emergencias o desastres generando información geoespacial destinada a los usuarios con incumbencia en la gestión de riesgos y desastres (Usuarios Autorizados) (Lanfri, M. et al., 2017).
Desde el año 2014 hasta la actualidad, la UEAT ha trabajado en 267 emergencias nacionales e internacionales. Cada requerimiento de información por parte de un usuario autorizado, ante la ocurrencia de una emergencia, dispara un ciclo de trabajo llamado activación que va desde el procesamiento de los datos crudos a la generación de información útil y su posterior distribución. Los tipos y el porcentaje de activaciones trabajadas pueden observarse en la FIGURA1. La información mayormente requerida por los usuarios autorizados son las inundaciones y los incendios, sumando entre ambos aproximadamente el 77%.
FIGURA 1.Porcentaje de cada tipo de desastres trabajados en la UEAT en el periodo 2014-2024
Aclaración: INU: inundaciones-INC: incendios-VOL: actividad volcánica-MET: eventos meteorológicos como tormenta severas o nevadas intensas-ALU: aludes-DER: derrames de hidrocarburos-SAR: búsqueda y rescate-TER: terremotos-SAL: eventos relacionados con afectaciones en salud-SEQ: sequías-NAV: afectaciones en vías de navegación marítima.
Fuente: CONAE – Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas.
El trabajo continuado en diversos tipos de desastres a lo largo del tiempo ha permitido desarrollar un mapa de sus ubicaciones (FIGURA 2), revelando ciertos patrones espaciales. Tal como se observa en el mapa, las inundaciones se concentran mayoritariamente en las regiones que van desde el centro hacia el norte del país, con una frecuencia especialmente alta en la zona del Litoral. Por otro lado, los incendios muestran una alta incidencia en áreas serranas y montañosas, destacándose el centro y el suroeste del territorio.
FIGURA 2.Distribución de los desastres trabajados en la UEAT según tipo (2014-2024).
Fuente: CONAE – Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas.
Además de estos patrones espaciales, algunos desastres que muestran una fuerte correlación con los patrones climáticos. Por ejemplo, las inundaciones son más comunes durante los periodos de lluvia, mientras que los incendios suelen incrementarse en épocas de escasas precipitaciones.
La combinación de esta información contextual y los datos geoespaciales específicos para cada desastre resulta fundamental para una gestión más eficiente. Esto permite una mejor preparación anticipada y facilita la planificación en la adquisición de nuevas imágenes, con el objetivo de optimizar la toma de decisiones por parte de los organismos competentes, contribuyendo a la mitigación de los impactos.
Casos prácticos del uso de información geoespacial en emergencias
Se muestran a continuación ejemplos concretos de uso de la información geoespacial en tres diferentes desastres.
Las inundaciones
Una de las regiones más afectadas por inundaciones es el Litoral Argentino, donde los ríos Paraná y Uruguay impactan especialmente en las localidades ribereñas. En mayo de 2024, lluvias intensas en el sur de Brasil, con precipitaciones muy elevadas, provocaron un aumento significativo en los caudales de los ríos aguas abajo, causando inundaciones en varias localidades, entre ellas Concordia, en la provincia de Entre Ríos.
La FIGURA 3 muestra un mapa generado durante dicha situación, donde la imagen satelital revela cómo el agua ha ingresado en varios sectores de la ciudad. Además, el mapa presenta un análisis preliminar de las construcciones potencialmente afectadas por la inundación, gracias a técnicas avanzadas de procesamiento de imágenes. Estas técnicas permiten extraer información vectorial tanto de las edificaciones como de las masas de agua presentes. Al superponer estas capas, se puede estimar el número de construcciones que podrían haber sido impactadas.
FIGURA 3.Mapa temático sobre inundaciones en la localidad de Concordia, Entre Ríos.
Fuente: CONAE – Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas.
Los incendios
Si bien, como se mencionó previamente, los incendios son un evento recurrente en las zonas serranas y cordilleranas del país, otra región crítica es el Delta del Paraná, donde los incendios no solo son frecuentes, sino que también generan problemáticas adicionales vinculadas a la salud. La FIGURA 4 ilustra la evolución de un incendio a lo largo del tiempo mediante tres imágenes de diferentes fechas, en las cuales se ha cuantificado el área afectada utilizando técnicas de procesamiento de imágenes basadas en el cálculo de índices espectrales antes y después del evento. Además, se pueden complementar estos análisis con datos de otros sensores satelitales que permiten observar, en tiempo casi real, la dirección de las columnas de humo, que puedan estar impactando en las localidades cercanas.
FIGURA 4.Conteo de áreas quemadas en un incendio del Delta del Paraná.
Fuente: CONAE – Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas.
Navegación marítima
Un ejemplo destacado de trabajo preventivo ante desastres es el monitoreo de icebergs en rutas marítimas. Para este fin, se emplea tecnología de Radar de Apertura Sintética (SAR), como la que utilizan los satélites argentinos SAOCOM. La alta sensibilidad de estos sensores permite discriminar de manera precisa la presencia de icebergs, así como calcular sus dimensiones. Además, como información complementaria, se integran datos de vectores de viento, lo que permite inferir el posible desplazamiento de los icebergs y así mejorar la seguridad en la navegación. La FIGURA 5 muestra un mapa generado en instancias de monitoreo.
FIGURA 5.Monitoreo de ubicaciones y dimensiones de icebergs en rutas marítimas.
Fuente: CONAE – Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas.
Reflexiones finales
A lo largo del presente artículo se ha evidenciado la importancia estratégica de contar con tecnología satelital, tanto en la generación de datos primarios propios —como los obtenidos a través de la misión SAOCOM— como en el desarrollo de información derivada que resulta crucial para los organismos que gestionan emergencias a nivel nacional e internacional. La evolución constante de esta tecnología ha permitido mejorar significativamente la precisión y velocidad en la obtención de resultados, lo que ha optimizado las respuestas ante desastres. El conocimiento acumulado de manera continua a lo largo de los años desde la CONAE ha sido esencial para transformar estos datos en información útil y aplicable, respaldando decisiones clave en la gestión de riesgos. Además, la creciente demanda de esta información por parte de las instituciones refleja tanto su valor práctico como el hecho de que los responsables de la gestión están mejor capacitados para interpretar y aplicar estos datos en su labor diaria, mejorando así la efectividad de sus respuestas.
En un contexto de creciente variabilidad climática, es esencial que un país como Argentina, que enfrenta una amplia gama de potenciales desastres, continúe fortaleciendo y expandiendo su infraestructura estratégica de tecnología satelital. Esta tecnología no solo permite monitorear y gestionar de manera más eficiente los eventos actuales, sino que también prepara al país para enfrentar los desafíos futuros asociados a los cambios en los patrones climáticos. La capacidad de anticipar, responder y mitigar el impacto de estos fenómenos depende en gran medida de una inversión sostenida en el desarrollo y expansión de la tecnología espacial, que provee herramientas cruciales para la gestión integral de riesgos y desastres.
Bibliografía
Autores
Lighezzolo Andrés .Magister en Ciencias, Coordinador de la Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales. alighezzolo@conae.gob.ar
Mariana Horlent . Ingeniera Forestal, Subgerenta de Servicios al Usuario de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales.
Marcelo Colazo. Doctor en Astronomía, Gerente de Vinculación Tecnológica de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales.