Vulnerabilidad Social frente a desastres. Un índice para evaluar el riesgo en su expresión territorial
Vulnerabilidad Social frente a desastres. Un índice para evaluar el riesgo en su expresión territorial
Por Anabel Calvo, María Laura Contín, Elvira Gentile, Claudia Eleonor Natenzon y Constanza Riera.
La cartografía temática tiene un importante potencial en el abordaje de la vulnerabilidad social (VS), especialmente cuando se construye a partir de información geoespacial (IG). Esta herramienta constituye una primera aproximación para el análisis de este componente, clave del riesgo. La elaboración de un Índice de Vulnerabilidad Social ante Desastres (IVSD) georreferenciado sustenta la generación de dicha cartografía y ha sido una de las principales líneas de aporte del Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente (PIRNA) al estudio de los desastres. Este enfoque permite complejizar la relación entre la vulnerabilidad y los demás componentes del riesgo: la peligrosidad, la exposición y la incertidumbre. El IVSD tiene distintas versiones que están publicadas en visores y geoservicios de instituciones oficiales como el Instituto Geográfico Nacional (IGN).
El índice permite visualizar espacialmente las heterogeneidades sociales de manera sintética, funcionando como una herramienta de diagnóstico inicial, útil en instancias de gabinete, y con la ventaja de ser flexible respecto a las variables empleadas. Además, cumple con las premisas de utilizar información libre y gratuita proveniente de estadísticas oficiales. En este artículo se presenta la fundamentación teórica del índice, se sistematiza su procesamiento en entornos de sistemas de información geográfica (SIG) y se discuten sus alcances. El objetivo es aportar a una comprensión más profunda y territorializada del riesgo, destacando la centralidad de la VS en su análisis, con vistas a fortalecer las capacidades de gestión.
Enfoque conceptual
Tradicionalmente en el análisis de los desastres se ha priorizado el estudio de los fenómenos naturales y las amenazas asociados a ellos (Natenzon y Ríos, 2015). Sin embargo, desde las ciencias sociales y, particularmente, desde la Teoría Social del Riesgo, se sostiene que los desastres no son naturales, sino el resultado de una construcción social que involucra un evento peligroso y a una población vulnerable expuesta a él. En este marco, la vulnerabilidad social emerge como componente clave del análisis del riesgo (Natenzon y González, 2011).
El análisis de estas componentes y su concreción en desastres brinda elementos para comprender que la catástrofe no es una situación excepcional, sino el resultado de un proceso de múltiples dimensiones que se desarrolla en la “normalidad”. Entendida como configuración previa a la ocurrencia del desastre, la VS tiene un carácter estructural o de base. Esta noción integra diferentes aspectos de la realidad social, económica, cultural, política, que se manifiestan en la pobreza, la exclusión, la pérdida de cohesión social y permite analizar la heterogeneidad social, es decir caracterizar en su complejidad diferentes situaciones e identificar gradientes (Natenzon, 2016). Al mismo tiempo, la VS puede ser definida como capacidad de respuesta individual o grupal ante riesgos. En este nivel de análisis, permite entender los diferentes grados de vulnerabilidad de un grupo social determinado y evaluar con qué recursos materiales y no materiales cuentan las personas para enfrentar los desafíos que imponen los riesgos de desastre eventualmente más severos.
El PIRNA cuenta con trayectoria en el estudio de la vulnerabilidad social como condición estructural del riesgo de desastres. Sus estudios permiten leer el riesgo como una manifestación territorial de las heterogeneidades sociales frente a la peligrosidad de los fenómenos, cualquiera sea el grado de intervención humana. En este marco, el Programa desarrolló una metodología para visibilizar espacialmente la VS a través de un IVSD, propuesta desarrollada y aplicada en diferentes contextos de la Argentina desde hace más de dos décadas.
Una amenaza (o peligro) es un evento físico, fenómeno o actividad humana con el potencial de generar daños, ya sea en términos de pérdida de vidas, lesiones, destrucción de infraestructura, interrupción de la vida social y económica, o degradación ambiental (UNDRR, 2017). Estas amenazas pueden tener distintos orígenes y serán vistos más adelante.
Metodología del IVSD
El IVSD se construye como una herramienta de diagnóstico que permite expresar espacialmente la distribución de la vulnerabilidad social estructural frente a desastres. Se trata de un índice compuesto a partir de un conjunto de indicadores, basado en información pública y gratuita –principalmente los Censos Nacionales de Población, Hogares y viviendas del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República Argentina (INDEC) – aplicable a diferentes escalas de análisis. Para su construcción, se seleccionaron indicadores en función de su relevancia para reflejar aspectos significativos de la problemática social actual vinculada a los desastres, según lo que aportan las estadísticas oficiales.
De esta forma se consideraron indicadores en relación a las condiciones sociales, habitacionales y económicas de la población. Para el primer caso se incluyen analfabetismo, población pasiva (menores de 14 años y mayores de 65 años) y déficit en cobertura de salud/lejanía a centros de salud o mortalidad infantil. En relación a las condiciones habitacionales se aborda el hacinamiento crítico, la falta de acceso a agua potable por red pública y a redes de cloacas. Las condiciones económicas contemplan el desempleo, la educación incompleta de jefes/as de hogar y la presencia de hogares monoparentales.
Además de la selección de indicadores, es fundamental definir con precisión la unidad geográfica de análisis sobre la cual se elaborará y expresará el índice, ya que ello condiciona tanto la escala del diagnóstico como la posibilidad de comparación entre las unidades espaciales. El IVSD puede aplicarse en distintos niveles políticos administrativos según el objetivo de estudio –como son el nacional, provincial, departamental o a nivel de radio censal. Una vez determinada la unidad espacial, se delimita el universo de datos con el cual se trabajará de forma comparativa. De esta manera, se captan las heterogeneidades internas del territorio estudiado, permitiendo identificar los diversos gradientes de VS, en particular, las situaciones con perfiles sociales más desfavorables (PIRNA, 2015; y Calvo et al., 2023).
Cada uno de los indicadores para elaborar el Índice puede ser reconsiderado de acuerdo a los objetivos de la investigación e información disponible. Estos miden valores absolutos y relativos para reflejar tanto la magnitud como la proporción del fenómeno en cada unidad censal que se esté utilizando. Luego se ponderan los indicadores en una escala de 1 a 5 –Muy Bajo a Muy Alto– aplicando dos criterios de agrupamiento: por quintiles –para valores absolutos– y por cortes naturales –para valores relativos (PIRNA, 2015; y Calvo et al., 2023).
Posteriormente, los indicadores se agrupan por dimensión para construir tres subíndices parciales referidos a condiciones sociales, habitacionales y económicas. Luego, la suma de todos los indicadores que constituyen estos subíndices genera un IVSD que sintetiza la situación de vulnerabilidad social estructural para cada unidad político administrativa o censal en que se esté expresando el índice. El tratamiento de los datos se realiza en entornos de Sistemas de Información Geográfica (SIG), lo que permite la representación cartográfica del índice y su análisis espacial. Este enfoque metodológico facilita la identificación de patrones territoriales de la concentración de los distintos gradientes de VS (PIRNA, 2015; y Calvo et al., 2023).
Un ejemplo concreto de aplicación del IVSD es el desarrollado a partir de los datos del CNPHyV de 2010, a nivel de departamentos para todo el país, y publicado por el Instituto Geográfico Nacional (IGN), disponible en la plataforma IG-GIRD Información Geoespacial para la Gestión Integral del Riesgo de Desastres¹ . Observando este índice (FIGURA 1) es posible identificar patrones espaciales de concentración de alta vulnerabilidad social en distintas regiones del país. Se destacan, por ejemplo, las regiones del norte y noreste, donde los niveles elevados del índice reflejan una combinación de condiciones sociales, habitacionales y económicas críticas.
FIGURA 1. Índice de vulnerabilidad social frente a desastres 2010

Un caso más reciente corresponde a la actualización del índice utilizando los datos preliminares del CNPHyV 2022 (FIGURA 2), en el marco de estudios orientados a los impactos diferenciales del cambio climático. En esta nueva versión se incorporaron variables con un enfoque interseccional, incluyendo la distinción por tipo de jefatura de hogar femenina o masculina, lo que permitió profundizar el análisis de las configuraciones vulnerables específicas, persistiendo, de acuerdo lo observado en el mapa, las regiones norte y noreste con valores de alta vulnerabilidad social.
FIGURA 2. Índice de vulnerabilidad social frente a desastres 2022

Estos ejemplos permiten ilustrar la construcción y aplicación del IVSD como herramienta de diagnóstico. Su estructura flexible permite adaptarlo a distintas escalas espaciales y temporalidades, así como a diversas preguntas de investigación, manteniendo su capacidad descriptiva para orientar políticas públicas y estudios territoriales enfocados en el análisis y gestión del riesgo.
Reflexiones finales
El IVSD representa un aporte concreto y replicable, en diferentes escalas, para la gestión del riesgo de desastres desde una perspectiva estructural y crítica. Al centrarse en variables sociales, económicas y habitacionales, permite identificar territorios donde las condiciones de vida generan una predisposición mayor o menor a sufrir los efectos de eventos extremos. El índice visibiliza desigualdades y aporta evidencia para el diseño de políticas públicas. Su carácter abierto y basado en datos públicos facilita su adopción por gobiernos locales, equipos técnicos, universidades y organizaciones sociales.
Las bases estadísticas para la elaboración del índice corresponden a una selección relativa a la estructura socioeconómica básica o estructural de la población argentina. Esto plantea algunas limitaciones. En primer lugar, los indicadores censales que podrían utilizarse para ilustrar las diferentes variables de la VS son relativamente reducidos. En segundo lugar, la desagregación territorial de esos indicadores suele no estar disponible en forma pública para escalas grandes y el análisis particularizado de los partidos/departamentos o las localidades requieren información desagregada a nivel de radio censal. Otra limitación surge con los cambios en la definición/medición de los indicadores entre censos, por lo que no son equivalentes; ello dificulta el ejercicio de comparación. En nuestro país, en oportunidad de cada censo, el INDEC redefine la batería de indicadores a relevar, dificultando la realización de análisis sincrónicos y diacrónicos simultáneos. Esta limitación obliga a realizar una arquitectura metodológica cuidadosa.
En relación a los resultados obtenidos, el IVSD debe considerarse un punto de partida para visualizar la distribución geográfica de las condiciones sociales vulnerables y no un producto en sí mismo; sobre esa base deberán realizarse estudios en profundidad para conocer con precisión en qué consiste y cómo surge dicha vulnerabilidad social. Además, hay que tener en cuenta qué se esconde bajo un valor único homogéneo y analizar las diferencias sociales existentes dentro de cada unidad política administrativa considerada.
Más allá de estas limitaciones, es una herramienta con potencia técnica que promueve una lectura política del riesgo, entendiendo que no todas las poblaciones enfrentan las amenazas con los mismos recursos y desde la misma posición. La noción de vulnerabilidad social recupera la historicidad y la dimensión política de los desastres. Desde esta perspectiva, actuar sobre la vulnerabilidad no es solo una cuestión técnica: es una intención política por transformar las bases mismas de la desigualdad territorial.
Notas
Bibliografía
- Calvo, A., Riera, C., Contin, M. L. y Bachmann, L. (2023). Un enfoque sobre el cambio climático centrado en la vulnerabilidad social. En J. R. Dadon y R. Fevre (Eds.), Adaptación al cambio climático. Instrumentos de evaluación y seguimiento para la gestión local (Cap. 7, pp. 220–240). PIUBACC, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Secretaría de Investigaciones, UBA. https://municipioscosteros.ar/wp-content/uploads/Adapt
Autores
Anabel Calvo. Magister en Sociología Económica. Profesora e investigadora. Departamento de Geografía, Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente (PIRNA), Instituto de Geografía “Romualdo Ardissone”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. belcalvodiaz@gmail.com
María Laura Contín. Licenciada y Profesora de Geografía. Becaria interna doctoral, Instituto Geográfico Nacional-CONICET. Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente (PIRNA), Instituto de Geografía “Romualdo Ardissone”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. mlaura.contin@gmail.com
Elvira Gentile. Licenciada en Geografía. Departamento de Geografía, Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente (PIRNA). Instituto de Geografía “Romualdo Ardissone”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. elviragentile@gmail.com
Claudia Eleonor Natenzon. Doctora en Geografía, Profesora Emérita. Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente (PIRNA), Instituto de Geografía “Romualdo Ardissone”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. cnatenzon@gmail.com
Constanza Riera.Doctora en Antropología. Investigadora Adjunta CONICET. Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente (PIRNA) Instituto de Geografía “Romualdo Ardissone”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. consriera@yahoo.com.ar