Apuntes históricos sobre la administración de la carencia frente a las sequías de Mendoza y San Juan

Apuntes históricos sobre la administración de la carencia frente a las sequías de Mendoza y San Juan


Por Facundo Rojas, Facundo Martín, Osvaldo Sironi y Nicolás Parise.

¿Hasta dónde me alcanzará esta lluvia? Temo me quede con algún flanco seco.

(César Vallejo, 1993. Trilce. Poema LXXVII)

La forma más común de analizar las se- quías es clasificándolas según su carácter meteorológico, hidrológico o agrícola, pero ¿qué pasa cuando la demanda de agua para uso humano es mayor a la oferta disponible? ¿Qué sucede cuando esa demanda para actividades económicas, culturales o sociales –además de la agrícola- requiere más agua de la que efectivamente se puede acceder? ¿Hasta qué punto es correcto expresar que la Provincia de Mendoza o la cuenca del río Atuel sufren sequía en tal año y no en tal otro si existen grupos sociales que la padecen todos los años? ¿Para qué y para quién estudiamos las sequías? Adeantamos que no tenemos las respuestas cerradas, pero esperamos proponer algunas preguntas e información histórica para poder mejorar la comprensión de estos problemas.

En primer lugar, consideramos necesario ampliar las definiciones sobre sequías, incluyendo categorías que indaguen y analicen los motivos por los cuales un grupo de agricultores/as o un barrio no tienen acceso a la cantidad de agua con- siderada necesaria. Este fenómeno no necesariamente se trata de un momento de sequía hidrológica, e incluso podría inscribirse en algún tipo de “normalidad”. A esas carencias de agua, las denominamos escasez (o sequía) por causas sociopolíticas. La misma noción también aplica cuando una sequía hidrológicaafecta de forma disímil a grupos, actividades y territorios diferentes.

La escasez hídrica o la sequía pueden entonces ser comprendidas como problemáticas socioculturales que se desarrollan en torno a un umbral de expectativas, a determinados criterios técnico–académicos y en relación a disparidades de acceso entre diferentes sectores y agentes sociales que suelen disputarse el uso del agua (Fragkou et al, 2023). Dichos eventos de sequía y/o escasez son agravados, no sólo por el cambio climático, sino por deficiencias en la distribución del recurso hídrico en- tre sectores sociales, actividades y territorios.

Según Worster (1992), en los escenarios de escasez hídrica las decisiones políti- cas sobre qué hacer se definen en reali- dad en función de una especulación eco- nómica y de expectativas de negocios y no en torno a la subsistencia alimentaria de la población. En nuestros contextos, las evidencias históricas de baja disponibilidad de agua sirven para comprender la dinámica de los procesos hidroclimá- ticos para lugares y momentos donde otro tipo de datos son insuficientes. En las fuentes documentales también se pueden rastrear dimensiones sociales relativas a las sequías, que pueden responder -por ejemplo- sobre qué tipo de actores sociales y bajo cuáles intereses quedaron registrados.

Hemos estudiado que, por lo menos, en- tre 1714-1850 y en el entorno a la ciudad de San Juan, los conflictos entre vecinos por el manejo de acequias y administración de privilegios sobre el riego eran tan comunes como las ocurrencias de sequías meteorológicas (Rojas, 2021). También es para destacar que las violentas crecidas del río –ya sea por abundantes lluvias de verano o por las regulares crecidas en la época de deshielo– provocaban aluviones e inundaciones que fueron tanto o más preocupantes para el Cabildo que el bajo caudal que azotaba en algunos años secos.

En Mendoza, durante 1924, ocurrió una de las dos mayores sequías hidrológicas registradas para el siglo XX. Allí fueron muy comunes las quejas de los regantes por la arbitrariedad y falta de equidad del Estado al momento de repartir la poca agua disponible. Solicitaban “proceder a una sana y completa organización en la administración del agua, a fin de que esta sea distribuida en la proporción correspondiente y con absoluta equidad entre los regantes. Pedían justicia e imparcialidad en el reparto de los turnos, desterrando las preferencias y favoritismos que han provocado incidentes sangrientos de fatales consecuencias.”¹

Unos años más tarde, el más tradicional diario mendocino, llamaba enfáticamente a ir más allá del diagnóstico de las causas de la sequía para mitigar sus consecuencias con adecuadas medidas políticas: “Desde luego, estos períodos de intensa sequía se presentan con cierta periodicidad, respondiendo a razones de orden meteorológico… pero ese aparente espíritu de fatalidad que la naturaleza imprime a sus fenómenos climáticos obliga precisamente a procurar evitar sus consecuencias… esa debe ser… la labor de los gobiernos, que son los llamados a prever las contingencias de las mismas, tanto más cuando la experiencia y la ciencia demuestran su periodicidad.”²

Los marcos de análisis, en contextos del cambio ambiental global, se amplían además desde la demanda de actores extraacadémicos. Hemos escuchado a movimientos socio ambientales de Chile expresar “no es sequía, es saqueo” (Rojas Vilches, 2021). También podríamos decir que desde San Juan y Mendoza no es “secano, es secado” en varios sectores de la zona no irrigada cuyana. Es importante prestar atención a la naturalización de los procesos históricos de “secado” que se originan en una trama de apropiación y posterior centralización del uso del recurso hídrico aguas arribas de las cuencas, o en ciertos sectores específicos de las zonas irrigadas, o en los sectores urbanos más privilegiados.

Estos debates históricos se conectan estrechamente con la actualidad. Por ejemplo, la discusión sobre la protección de los humedales en la Argentina tiene sus puntos de encuentro con la problemática
de la sequía del centro oeste argentino. Precisamente porque el agua que suele aflorar o llegar por un arroyo a un humedal proviene desde kilómetros aguas arriba. Entonces un aprovechamiento muy intenso en un sector de la cuenca produce en los humedales y la ciudadanía que viven aguas abajo “el mismo efecto de secado” que la mega sequía (Rivera, 2021). Tenemos también algunos ejemplos históricos de humedales desecados por acción antrópica en torno a la ciudad de Mendoza, San Rafael, San Juan, Guanacache y los Bañados del Atuel, para sumar a la reflexión (FIGURA 1).

FIGURA 1. Mapas de la Ciénaga del Bermejo (Mendoza-Argentina) en diferentes años, entre 1794 y 1861

Clasificación
Entre 1794 y 1861, figura la variación en su volumen de acuerdo con las fluctuaciones del río Mendoza.
Fuente: Prieto y Rojas (2012).


La sequía de fines de la década de 1960 fue dramática en Mendoza y San Juan. Entre las consecuencias que tuvo, además de pérdidas de entre 35 y 50% en el sector agropecuario y cortes de energía
eléctrica, se registró un inmenso incremento del uso del agua subterránea que no se detuvo más (Healey y Martín,2019). Las áreas de recarga están disminuyendo por la mega sequía en los últimos
años. Los glaciares y los humedales se conectan, el nexo entre agua, energía y alimentos es otro tema de actualidad (Scott et al, 2022), con devenires históricos que puedan aportarnos conocimiento
necesario para las decisiones del presente.

Notas

¹ Diario Los Andes, 7 de noviembre de 1924 (ROJAS et al. 2023).
² Editorial del diario Los Andes, 30 de diciembre de 1938 (ROJAS et al, 2023.).

Bibliografía

  • Fragkou, M., Dias, N., Empinotti, V., Fuster, R., Oré, M., Rojas, F., Urquiza, A., & Wagner, L. (2023). Water scarcity in Latin America. En B. Bustos, S. Engel-Di Mauro, G. García-López, F. Milanez, & D. Ojeda (Eds.), Routledge handbook of Latin America and the environment (en prensa). Routledge.
  • Healey, M., & Martín, F. (2019, abril).Pumping the future dry: Expansion, expertise, and collapse in the irrigated grapelands of Argentina, 1950-1990 [Conferencia]. American Society for Environmental History Conference 2019, Ohio State University, Columbus, Estados Unidos.
  • Rivera, J., Otta, S., Lauro, C., & Zazulie, N. (2021).A decade of hydrological drought in Central-Western Argentina.Frontiers in Water, 3, 640544. https://doi.org/10.3389/frwa.2021.640544.
  • Rojas, F. (2021). Dimensiones sociales y territoriales de las sequías en San Juan (siglos XVIII–XXI): Una propuesta de periodización.Punto Sur, 5, 64–90. https://doi.org/10.34096/ps.n5.10418
  • Rojas, F., Sironi, O., & Martín, F. (2023). Sequías en Mendoza (Argentina): Una mirada socio-histórica desde la segunda mitad del siglo XIX. Revista Agua y Territorio, 22, 147–166. https://doi.org/10.17561/at.22.7278
  • Rojas Vilches, N. S. (2021). No es sequía es saqueo: Movimientos sociales por la recuperación del agua en Chile. De la protesta social a la Constituyente, autoetnografía del caso de Modatima. Clivatge. Estudis i Testimonis del Conflicte i el Canvi Social, (9), e35345. https://doi.org/10.1344/Clivatge2021.9.9
  • Scott, C., Riera, S., Rojas, F., Wagner, L., & Martín, F. (2022, septiembre). Water–energy–food security and the carbon challenge in the Central Andes of Argentina [Conferencia]. International Mountain Conference, University of Innsbruck, Innsbruck, Austria.
  • Vallejo, C. (1993). Trilce. Madrid: Cátedra
  • Worster, D. (1992). Rivers of empire: Water, aridity, and the growth of the American West. Oxford University Press.

Autores

Facundo Rojas. Doctor en Geografía. Investigador Adjunto, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). frojas@ffyl.uncu.edu.ar

Facundo Martín. Doctor en Ciencias Sociales. Investigador Adjunto, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). fdmartingarcia@gmail.com

Osvaldo Sironi. Doctor en Historia. Investigador Asistente, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). osvaldosironi@gmail.com

Nicolás Parise. Geógrafo. Becario doctoral, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). nparise@ffyl.uncu.edu.ar