La sequía en el norte de la Patagonia

La sequía en el norte de la Patagonia

Por Griselda Ostertag.

El déficit hídrico en el norte de la Patagonia y sus consecuencias en el ambiente

La cuenca de los ríos Neuquén, Limay y Negro está situada en el noroeste de la región patagónica. Drena una superficie de 140.000 km² y cubre casi la totalidad del territorio de la provincia del Neuquén y parte de las provincias de Río Negro y Buenos Aires (FIGURA 1).

FIGURA 1. Cuencas del río Negro

FIGURA 1
Fuente: elaboración propia.

Desde el año 2009, los caudales de la cuenca del río Limay no han superado los valores medios históricos. El mismo comportamiento deficitario se observa en la serie de caudales del río Neuquén desde 2008, que fue el último año con escurrimiento levemente por encima de lo normal. Debido a esa situación de déficit hidrológico de los últimos 15 años, se ha establecido la emergencia hídrica bajo disposición 5194/21 de la Autoridad Interjurisdiccional de las Cuencas de los ríos Limay, Neuquén y Negro. En las series de precipitaciones 1980-2021 de dos estaciones representativas de la cuenca, Villa La Angostura y Los Carrizos (al sur y norte de Neuquén respectivamente), se destacan dos períodos de déficit pluviométrico: 1987-1990 y desde 2009 hasta la actualidad (FIGURAS 2 y 3). Esta condición se traslada a los escurrimientos superficiales, con marcado déficit en los caudales de los ríos de la cuenca.

FIGURA 2. Lluvias anuales 1980-2021

FIGURA 2
Fuente: elaboración propia en base a datos de la AIC.

FIGURA 3. Caudales anuales 1980-2021

FIGURA 3
Fuente: elaboración propia en base a datos de la AIC.

La tendencia en el comportamiento de ambas variables es decreciente considerando una serie de 41 años (1980–2021). El impacto de la falta de humedad se ve reflejado en los distintos ambientes naturales de la región:

- En los bosques andino-patagónicos, la sequía es la primera causa de los incendios forestales. Según el especialista en paleoclimatología Ricardo Villalba, estos bosques nativos de ciprés, araucaria y coihue de Magallanes han registrado los valores más bajos de crecimiento de los últimos 600 años (Agencia CyTA, 2012).

- La disminución del aporte nival en las últimas décadas y el ascenso de las temperaturas están provocando un marcado retroceso de los glaciares andinos (Mazzoni et al., 2020), con impacto sobre la disponibilidad de agua dulce para el consumo de las poblaciones, suministro de agua para riego y capacidad de generar energía hidroeléctrica. Ejemplo del marcado retroceso de glaciares en nuestra cuenca son los distintos glaciares del Tronador, el Lanín, Cerro Chachil y Domuyo.

- Los mallines (humedales patagónicos) son superficies con abundancia de humedad y suelos hidromórficos. Allí es posible encontrar abundante materia orgánica, alta densidad de raíces y la capa freática a escasos centímetros de la superficie, por lo cual son recursos escénicos que valorizan el paisaje y su condición de oasis, que en un medio semiárido los transforma en áreas con singular riqueza en biodiversidad de fauna y flora. Constituyen un recurso natural muy valorado, ya que aportan agua para los humanos y el ganado, siendo en las zonas semiáridas casi el único sustento para la actividad ganadera. La superficie que ocupan estos mallines suele variar en los períodos secos y húmedos, respondiendo a la disponibilidad de agua o humedad en el suelo. La situación actual de sequía lleva a una menor oferta forrajera y de disponibilidad de agua, lo cual impacta directamente en la economía de los pobladores locales, en particular los pequeños crianceros.

- La disminución de las precipitaciones y el déficit hídrico se relacionan también con el descenso del nivel de ciertas lagunas de la región, tales como la del Parque Nacional Laguna Blanca y la laguna Tromen (norte neuquino). En esta última, en el verano de 2017, prácticamente desapareció el espejo de agua. La laguna del área protegida Cuchillo Curá ha permanecido sin agua durante los últimos ciclos hidrológicos, lo que ha obligado a los crianceros a emigrar del lugar. En este caso, el impacto es además sobre un ambiente de cavernas que eran alimentadas desde estas lagunas. Esta situación pone en riesgo el equilibrio ecológico y la biodiversidad de ambos sistemas, lacustre y cavernario (FIGURA 4).

En la actualidad, particularmente en los últimos 15 años, la preocupación por la situación de los recursos hídricos en la cuenca de los ríos Limay, Neuquén y Negro ha llevado a una participación activa de las distintas instituciones que tienen competencia en manejo y gestión del agua. Esto involucra actores políticos, sociales e instituciones estatales. La declaración de emergencia hídrica en el año 2016, que tiene aún vigencia, es una muestra de la intervención y preocupación de estos actores por tratar de gestionar el uso racional del recurso hídrico. Los problemas generados por la falta de agua y eventos extremos a partir del cambio climático se incluyen en distintas agendas de debates, congresos y coloquios internacionales, destacándose la importancia de una Gestión Integrada de las Cuencas Hidrográficas. La Conferencia Internacional sobre Agua y Medio Ambiente, realizada en Dublín en 1992, otorgó un valor fundamental al recurso agua y su espacio geográfico natural, la cuenca, como una totalidad. Allí se señaló que, dado “que el agua es indispensable para la vida, su gestión eficaz requiere un enfoque integrado que concilie el desarrollo socioeconómico y la protección de los ecosistemas naturales”.

La planificación y gestión del recurso hídrico implican un equilibrio entre el uso del agua y su aprovechamiento en la totalidad de la cuenca hidrológica. Así, la cuenca fluvial es la entidad geográfica más idónea para la planificación y gestión. La situación actual revela la importancia de considerar las cuencas hidrográficas como unidades de gestión y planificación, a efectos de asegurar el suministro de agua a las actividades productivas que se desarrollan dentro de las mismas (explotación de hidrocarburos, fruticultura, turismo, ganadería extensiva, energía hidroeléctrica).

La presencia de embalses y presas facilita la gestión integrada del recurso hídrico, lo que posibilita planificar el uso del agua en pos de un desarrollo sustentable, previendo el impacto de eventos extremos (déficit o exceso hídrico), tal como ha ocurrido durante esta prolongada sequía.

Bibliografía

  • Agencia CyTA. (2012, 14 de noviembre). Los bosques andinos del norte de la Patagonia han sufrido sequías extremas durante los últimos 50 años. https://www.agenciacyta.org.ar/2012/11/los-bosques-andinos-del-norte-de-...
  • CEPAL, Naciones Unidas. (2013). Guía: Análisis y zonificación de cuencas hidrográficas para el ordenamiento territorial. Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, Gobierno de Chile.
  • Mazzoni, E., & Rabassa, J. (2020). Cambio climático: retroceso de glaciares y formación de nuevos lagos. Revista Museo, 32, 29–38.
  • Ostertag, G. (2020). Estudio evolutivo de los mallines en el norte neuquino a partir de información satelital y climatológica. Actas de trabajos completos E-ICES15, 738–746.
  • OPS. (2012). Salud en las Américas. Publicación Científica y Técnica Nº 636.

Autora

Griselda Ostertag. Licenciada en Geografía. Docente en la Universidad Nacional del Comahue y profesional de la Autoridad Interjurisdiccional de las Cuencas de los ríos Limay, Neuquén y Negro. gostertag@gmail.com