¿Inevitable? ¿Irreversible? ¿Inmodificable? Visiones de ganaderos chubutenses sobre la sequía

¿Inevitable? ¿Irreversible? ¿Inmodificable? Visiones de ganaderos chubutenses sobre la sequía

Por Mercedes Ejarque.


Introducción

Desde las ciencias sociales, entendemos que los problemas ambientales se definen de forma diversa, dependiendo de las preocupaciones culturales y la conformación social en las que se encuentran (Hajer, 1995), y se vuelven elevantes cuando logran imponerse frente a otros problemas (Lezama, 2004). En la Patagonia, en las últimas décadas, las sequías se volvieron un problema ambiental por los impactos en la ganadería ovina (una de las principales actividades agropecuarias de la región) y en los modos de organización del trabajo y la producción. En este artículo, analizamos cómo los productores de Chubut vivieron y respondieron a la sequía que los afectó entre 2007 y 2012. Para ello, con un abordaje complejo y enfocado en las relaciones sociedad - naturaleza, trabajamos con entrevistas y datos secundarios provenientes de distintos organismos. La diversidad de maneras en que la sequía fue interpretada por los productores nos permite reflexionar sobre inevitabilidad, irreversibilidad y desigualdad delos efectos de los problemas ambientales y preguntarnos acerca de la adaptación y reformulación del modelo de producción vigente.

Algunas características de las tierras secas chubutenses

La mayor parte de la superficie de Chubut corresponde a la Patagonia extraandina, que se caracteriza por el relieve mesetario, un clima árido frío y bioma de estepa. En esa área de tierras secas, se encuentra la zona de esta investigación (FIGURA 1): las comarcas Meseta Central y VIRCh-Valdés. Según datos del Censo Nacional Agropecuario de 2018, allí se concentra el 41% de las explotaciones ganaderas y el 44% de los ovinos de la provincia, además del polo lanero al que se destina la mayor parte de la lana. Existen grandes estancias (campos con más de 10000 animales), productores familiares capitalizados (entre 1000 y 4000 animales) y campesinos o pequeños productores (con menos de 1000 ovinos).

FIGURA 1. Ubicación del área de estudio en la Provincia del Chubut

FIGURA 1
Fuente: elaboración propia.

Si bien la zona registra bajas precipitaciones, entre 2007 y 2012, los niveles descendieron muy por debajo de lo histórico (TABLA 1). Según especialistas, estos eventos hidrometeorológicos extremos generan múltiples efectos negativos que, particularmente en lo agrario, se relacionan con déficits de humedad del suelo e irrigación, disminución de pasturas y forrajes.

TABLA 1. Promedio anual de precipitaciones (mm), localidades escogidas de Chubut, 2006-2016 (años seleccionados)

FIGURA 1
Fuente: elaboración propia en base a datos de INTA (2018).

Viviendo la sequía: ¿llegó para quedarse?

Los productores ganaderos chubutenses reconocieron la sequía como un problema ambiental, aunque sus interpretaciones fueron diversas. Identificaron las menores lluvias y la destacaron respecto a eventos similares pasados por su gravedad y duración temporal: “Porque en los últimos años, digamos, los promedios de lluvia vienen bajando (…) ahora venimos de una sequía medioprolongada” (Productor, Trelew, 2011). Respecto a las causas, para la mayoría se debió solo a cambios en la naturaleza. Sin embargo, algunos la ligaron a la falta de acciones para abastecerse de agua, como la ausencia o falta de limpieza de aguadas. Otros, especialmente pequeños productores de comunidades mapuches y tehuelches, asociaron la sequía con el abandono de las ceremonias ancestrales sagradas de sus pueblos, como las rogativas y el Camaruco. Estos son momentos rituales comandados por ancianos u otras personas con el “don” para hacerlas, donde se realizan cantos, rezos y bailes, para agradecer y pedir por ayuda- en este caso agua y lluvias- a Dios y los antepasados. Así lo comentaba un productor de Vuelta del Río en 2014: “La gente antes estaba más relacionada con la naturaleza y los climas eran otros”. De esta forma, vemos que los pensamientos mágicos, místicos o religiosos coexisten con otras explicaciones cuando se habla de los problemas ambientales (Gascón, 2009)

Como consecuencia de la sequía los productores también identificaron distintos efectos: menor productividad, pérdida de hacienda o kilos de lana, menor empleo generado y el cierre o abandono de campos. Así se evidencia que la sequía fue muy relevante porque alteró sus medios de vida. También mencionaron repercusiones territoriales y efectos sociales: la pérdida de la tradición y la importancia de la actividad ganadera y la migración a las ciudades en busca de nuevos trabajos. Para algunos, estos impactos fueron tan graves que era imposible volver a la situación previa: “Estamos en cuatro años consecutivos de sequía y está siendo prácticamente inviable [sostener] la producción ovina como viene desarrollándose” (Productor, Trelew, 2010).

Buscando respuestas

Frente a las sequías, las poblaciones desarrollan estrategias y conocimientos, usando y/o preservando la naturaleza (Matallo, 2013). En Chubut, observamos una diversidad de respuestas: para algunos el fenómeno era “inevitable” y lo único que se podía hacer era “esperar que llueva” (Productor, Gan Gan, 2014). Para otros, resultaba clave retomar las antiguas ceremonias sagradas mencionadas (Camaruco y rogativas). Por último, algunos productores, basados en que este fenómeno era “recurrente” y/o “irreversible”, promovieron modificaciones en las formas de producción y trabajo. Propusieron tecnologías y prácticas de manejo que redujeran las consecuencias negativas en el ganado (por ejemplo, manejo e intersiembra de mallines, selección de hacienday ajuste de carga, suplementación estratégica alimentaria) y luego medidas de adaptación para proveerse de agua (como realización de canales de riego, perforaciones con bomba a motor o manuales, tajamares, jagüeles o molinos). Sin embargo, no todos los productores tenían los conocimientos o los medios para desarrollar estos cambios.

A modo de cierre

En un contexto de cambio climático y de pronósticos de intensificación de las sequías, comprender cómo la viven y responden los afectados es central. En Chubut, la diversidad de interpretaciones sobre las causas y las consecuencias de la sequía nos ayuda a entender por qué no todos los productores ganaderos actuaron igual y que solo para algunos de ellos, este episodio marcó la necesidad de promover un nuevo modelo productivo. Sin embargo, no todos pueden cambiar porque no tienen la información y los recursos para hacerlo. Además, otros creen que las soluciones se relacionan con las tradiciones y prácticas culturales de sus pueblos y no son necesariamente tecnológicas o productivas. Entonces, como afirma Tsakoumagkos (2006), los problemas ambientales que pueden ser resueltos sólo en base a las ciencias técnicas son, a lo sumo, problemas biológicos o ecológicos. Desde las ciencias sociales, qué es un problema ambiental y cómo resolverlo, requiere incluir otras perspectivas e interpretaciones que van más allá de lo biofísico. Lo irreversible, modificable o inevitable de un fenómeno así dependerá del contexto socio histórico y de los sujetos que estén interviniendo.

Bibliografía

  • Gascón, M. (2009). Percepción del desastre natural. Buenos Aires: Biblos.
  • Hajer, M. (1995). The politics of environmental discourse. Oxford: Clarendon Press.
  • Lezama, J. L. (2004). La construcción social y política del medio ambiente. México: El Colegio de México.
  • Matallo, H. (2013). El conocimiento tradicional en la adopción de políticas globales: la lucha contra la desertificación y la mitigación de los efectos de la sequía. Zonas Áridas, 15(2), 374–389.
  • Tsakoumaggos, P. (2006). Tres enfoques económicos de los problemas ambientales. Revista Facultad de Agronomía UBA, 26(3), 213–233.

Autora

Mercedes Ejarque. Doctora en Ciencias Sociales (UBA). Investigadora en el Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar Región Patagonia del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. mercedes.ejarque@gmail.com