LAS SEQUÍAS Y LOS FOCOS DE CALOR EN LA PROVINCIA DEL CHACO Y SU RELACIÓN CON EL FENÓMENO DE EL NIÑO - OSCILACIÓN DEL SUR

LAS SEQUÍAS Y LOS FOCOS DE CALOR EN LA PROVINCIA DEL CHACO Y SU RELACIÓN CON EL FENÓMENO DE EL NIÑO - OSCILACIÓN DEL SUR

Sequia Chaco
Fernando Bonfanti, Pedro Blanco y Matías Sánchez

Introducción

En los últimos años, la Provincia del Chaco ha sido afectada por una sequía extrema asociada a un déficit persistente de precipitaciones que ha generado una serie de problemas en los ecosistemas naturales y las actividades humanas. El sector oriental de la provincia, donde se localiza el sitio Ramsar Humedales Chaco, se vio afectado por una progresiva disminución del agua en el ambiente. Este abarca un área de 508.000 hectáreas y posee una alta y dinámica biodiversidad. Asimismo, los ríos y los cuerpos hídricos de la región han reducido significativamente sus niveles hidro-métricos, como ocurrió con el estiaje extraordinario del Río Paraná desde mediados del 2019 (NAUMANN et al., 2022), alterando la navegación y el comercio fluvial, al igual que la calidad del agua potable para distintas localidades chaqueñas. Entre estos problemas también se ha encontrado la propagación desmesurada de los incendios forestales en la región. Distintas investigaciones han sugerido que estos fenómenos geográficos están relacionados al fenómeno de El Niño - Oscilación del Sur, ya que sus patrones típicos de fase negativa o enfriamiento del Pacífico central tropical, comúnmente conocida como La Niña, se vienen desarrollando desde mediados del 2019 hasta la actualidad.

Las sequías

La Organización Meteorológica Mundial define a las sequías como aquellos períodos de tiempo en los que ocurren anormalmente condiciones meteorológicas más secas, las cuales son lo suficientemente prolongadas como para que la falta de precipitación produzca un grave desequilibrio hidrológico (OMM, 1992). De dicho concepto se destaca que el tiempo es un componente importante para considerar en los impactos de la sequía, porque mientras más duradera sea la misma entonces los efectos serán más notables. Según la idea anterior, Valiente (2001) y Velasco et al. (2005) clasifican a las sequías de la siguiente manera:

  • 1. Sequía meteorológica: “intervalo de tiempo, generalmente con una duración del orden de meses o años, durante el cual el aporte de humedad en un determinado lugar cae consistentemente por debajo de lo climatológicamente esperado o del aporte de humedad climatológicamente apropiada” (PALMER, 1965, citado en VALIENTE, 2001: 60).
  • 2. Sequía agrícola: “cuando no hay suficiente humedad en el suelo para permitir el desarrollo de un determinado cultivo en cualquiera de sus fases de crecimiento” (VALIENTE; 2001: 61). Depende de las necesidades hídricas de cada cultivo y de las características edáficas.
  • 3. Sequía hidrológica: “período durante el cual los caudales son inadecuados para satisfacer los usos establecidos bajo un determinado sistema de gestión de aguas” (LINSLEY, 1975, citado en VALIENTE, 2001: 62).
  • 4. Sequía económica: “es la relacionada con los efectos de pérdida de ingreso y productividad en aquellas actividades cuyo insumo es el agua” (VELASCO et al., 2005: 41).

Desde mediados de 2019, el sureste de Sudamérica viene sufriendo una prolongada sequía con lluvias muy por debajo de los registros normales, con los impactos ambientales, económicos y sociales que eso genera. La Provincia del Chaco no quedó exenta de este fenómeno climático, que se acentuó en 2020 y continúa inclusive hasta el presente 2023. Para representar esto se utilizó el SPI (Índice Estandarizado de Precipitación) calculado en base a precipitaciones estimadas por el producto CHIRPS para la escala temporal seleccionada. El producto CHIRPS estima precipitaciones combinando datos satelitales con observaciones in situ de las estaciones meteorológicas. Los valores superiores a 1,5 son indicativos de condiciones muy húmedas (mayores a lo normal); el valor 0 indica ausencia de anomalías (situación normal), en tanto los valores negativos indican condiciones de sequía.

En el mapa de la FIGURA 1 se observa que en el período 2018-19, el centro y sudoeste de la Provincia del Chaco tuvieron exceso de precipitaciones, superior a lo normal, situación que se modifica radicalmente en el período 2021- 22, en que casi la totalidad de la provincia sufrió un importante período de sequía (severa y extrema), a excepción de una pequeña porción del sur y sudoeste en que la sequía fue de carácter moderada.

FIGURA 1. Zonas de sequía en la Provincia del Chaco en dos períodos diferentes.

 Figura 1 zonas de sequia Chaco.
Fuente: Elaboración propia en base a datos extraídos del Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica - SISSA).

La sequía y los focos de calor

La sequía es uno de los factores climáticos que más incidencia tiene en la aparición de incendios forestales o rurales. Durante estos períodos prolongados sin lluvia, se acu-mula una mayor cantidad de combustible seco orgánico, lo cual aumenta considerablemente el riesgo de que se inicie el fuego (BONFANTI y SÁNCHEZ, 2021). Los focos de calor son anomalías térmicas de superficie detectadas por dos tipos de sensores (MODIS y VIIRS), recopilados por el servidor FIRMS (Información sobre Incendios para el Sistema de Gestión de Recursos). La mayoría de las veces, el foco de calor indica la existencia de un incendio, aunque no siempre es así, porque también puede indicar la presencia de hornos ladrilleros, paneles solares, techos de chapas en áreas urbanas, etc. En la FIGURA 2, se aprecia que el acumulado de focos de calor de enero a diciembre de 2018 ascendió a un total de 19.230, mientras que durante todo el año 2021 se registraron 20.542 focos en total. El contexto de sequía de ese período generó las condiciones propicias para el desarrollo de incendios, fundamentalmente en el este de la provincia. Muchos de ellos ocurrieron sobre el sitio Ramsar (Humedales) ya que, al retroceder los cuerpos de agua, se quemaron pastizales. Por otra parte, en el sudoeste provincial, el fuego se intensificó para limpiar rastrojos en parcelas de uso agrícola.

FIGURA 2. Focos de calor en la provincia del Chaco para los años 2018 y 2021

 Figura 2 focos de calor en Chaco
Fuente: elaboración propia en base a estadística descargada del servidor de la NASA FIRMS (Fire Information for Resource Management System).

Fenómenos El Niño - Oscilación del Sur

El panorama de sequía e incendios descripto en los apartados anteriores se relaciona con el fenómeno de El Niño - Oscilación del Sur (ENOS), dado que desde mediados del 2019 se ha observado una tendencia progresiva al enfriamiento del Océano Pacífico tropical, lo que comúnmente se conoce como la fase fría de ENOS o La Niña. Si se compara el campo de anomalías de temperatura superficial del mar del 2021 respecto al campo de la misma variable para el 2018, se observa que el pequeño núcleo de aguas frías, ubicado al sur del Ecuador entre los 100°O y 150°O para el año 2018, se desplazó hacia el Pacífico central y se intensificó notablemente para el 2021, propagándose hacia el oeste de la cuenca oceánica. Además, en la costa sudamericana a los 10°S - 80°O se encontró un pequeño núcleo de aguas con temperaturas por debajo de lo normal donde también se fortaleció el enfriamiento, ocupando gran parte de las costas ecuatorianas, peruanas y chilenas (FIGURA 3).

FIGURA 3. Campos de anomalías de temperatura superficial del mar (°C) de la cuenca del Océano Pacífico para los años 2018 y 2021

 Figura 3 Campos de anomalías de temperatura superficial del mar
Fuente: Climate Prediction Center, National Oceanic and Atmospheric Administration. Disponible en: https://psl.noaa.gov/

El monitoreo del fenómeno de ENOS se realiza a través de diversos índices, entre los cuales se encuentra el Oceanic Niño Index (ONI). Este indicador oceanográfico se estima como el promedio regional móvil trimestral de las anomalías de temperatura superficial del mar (TSM) para la región comprendida entre los 5°N - 5°S y 120°O - 170°O que representa el Océano Pacífico central tropical. La anomalía de la TSM se calcula con base en el promedio de un período de 30 años (1981-2010). En tal sentido, los valores negativos del ONI indican temperaturas por debajo de lo normal, es decir, un enfriamiento del Pacífico central tropical asociados frecuentemente a la ocurrencia de la fase fría de ENOS o La Niña, mientras que la situación opuesta ocurre cuando los valores del ONI son positivos y las temperaturas superficiales del mar se encuentran por encima del promedio y hay un calentamiento del Pacífico central tropical (fase cálida de ENOS o El Niño).

La evolución del ONI desde la década de 1950 hasta la actualidad muestra una secuencia de fases cálidas y frías con intensidades variables (FIGURA 4). Sin embargo, para cada tipo de evento se observan una serie de pulsos en los que la misma fase ha durado entre 1 y 3 años. Para el caso de las fases frías o con valores negativos de ONI, en distintos momentos se registraron pulsos dobles donde las condiciones de La Niña han persistido durante dos años, incluso cuando la TSM había mostrado un leve incremento. Esto es importante en términos de los impactos porque un período más prolongado de condiciones de La Niña favorece el déficit pluviométrico en la Provincia del Chaco y la propagación de focos de incendios. Este doble pulso de La Niña sólo se ha registrado seis veces desde 1950, por lo que podría considerarse al evento que transita nuestra región como histórico, no sólo por sus impactos sino también por sus escasos registros. En lo que va del siglo XXI, al menos tres veces se han reconocido estos dobles pulsos de La Niña (2008-2009, 2011-2012 y 2017-2018). Con respecto a la fase fría que ha comenzado en el 2020, se detectó que duró más de 2 años (según la NOAA, el evento habría llegado a su fin a principios de marzo del 2023) y se convirtió en un pulso triple, situación que sólo se dio dos veces desde 1950 (1974-1976 y 1999-2001).

FIGURA 4. Evolución del ONI para el período 1950-2022. Se indican valores negativos (fase fría de ENOS o La Niña) con azul y positivos con rojo (fase cálida de ENOS o El Niño)

 Figura 4 Evolución del ONI
Fuente: Climate Prediction Center. Disponible en: https://origin.cpc.ncep.noaa.gov/products/analysis_monitoring/ensostuff/ONI_v5.php

Comentarios finales

La crisis climática ya llegó. Los extremos se están viviendo más frecuentes, más constantes y más intensos, a tal punto de encontrarse en un punto de no retorno. De acuerdo con el último informe del IPCC (2021):

  • Un clima más cálido intensificará los eventos climáticos muy húmedos y muy secos, derivando en inundaciones o sequías [...], pero la ubicación y la frecuencia de estos eventos dependen de los cambios en la circulación atmosférica regional [...]. Es muy probable que se proyecte que la variabilidad de las precipitaciones relacionada con El Niño-Oscilación del Sur se amplifique para la segunda mitad del siglo XXI (p.19).
  • En los últimos dos años (2021 y 2022), se registraron déficits extremos de precipitaciones en la Provincia del Chaco y en el Nordeste Argentino, asociados a la fase fría de ENOS, que se combinaron con temperaturas máximas extremas que ocurrieron también en gran parte del país. En tal sentido, las sequías que se están registrando son cada vez más frecuentes y prolongadas, lo que está generando indudablemente alteración del ambiente y las actividades de la población. Si esta situación se combina con ciertas prácticas humanas tendientes a degradar el medio natural (ej. desmonte, contaminación, etc.), ello generaría un severo impacto ambiental en la región.


    Bibliografía

    • BONFANTI, F. y SÁNCHEZ, M. (2021). Focos de calor registrados en el este del Chaco durante el período 2015-2020: Implicancia ambiental y manejo del fuego. Geograficando, 17 (2): e105. Disponible en: https:// www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.13290/pr.13290.pdf.
    • INTERGOVERNMENTAL PANEL ON CLIMATE CHANGE [IPCC] (2021). Summary for Policymakers. En: Masson-Delmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S.L. Connors, C. Péan, S. Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M.I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J.B.R. Matthews, T.K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu, and B. Zhou (eds.). Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Cambridge University Press, Cambridge, United Kingdom and New York, NY, USA, pp. 3−32, doi:10.1017/9781009157896.001.
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    • ORGANIZACIÓN METEOROLÓGICA MUNDIAL. (1992). La Conferencia Mundial sobre el Clima. En Boletín de la OMM, XXVIII. N° 3. Ginebra, Suiza.
    • SISSA (Sistema de Información sobre sequías para el sur de Sudamérica). Estado actual de la sequía. Disponible en: https://sissa.crc-sas.org/ monitoreo/estado-actual-de-la-sequia/.
    • VALIENTE, O. (2001). Sequía: definiciones, tipologías y métodos de cuantificación. Revista Investigaciones Geográficas (26), pp. 59 – 80. https://doi.org/10.14198/INGEO2001.26.06.
    • VELASCO, I., OCHOA, L. y GUTIÉRREZ, C. (2005). Sequía, un problema de perspectiva y gestión. Región y Sociedad, XVII (34), 2005, Sonora, El Colegio de Sonora, México. En: https://www.scielo.org.mx/pdf/regsoc/ v17n34/v17n34a2.pdf.

    Autores

    Fernando Bonfanti. Magister en Gobierno y Economía Política y Profesor en Geografía. Departamento de Geografía, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Nordeste. fbonfanti1976@gmail.com
    Pedro Blanco. Licenciado y Profesor en Geografía. Departamento de Geografía, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Nordeste. pedrosamuelblanco@gmail.com
    Matías Sánchez. Profesor en Geografía. Instituto de Geografía, Facultad de Humani¬dades, Universidad Nacional del Nordeste. matiassanchez141190@gmail.com