ACONCAGUA: El origen de un nombre

ACONCAGUA: El origen de un nombre

 ACONCAGUA. El origen de un nombre

Aconcagua sería la grafía española deformada del aymará hanku=blanco y qawa= camisa, túnica. Hurgar en los orígenes de un nombre es siempre una aventura en la historia del hombre y su cultura. Un camino de sorpresas y reflexiones que quizás nos hagan pronunciarlo de otra forma, cuando lo hagamos nuevamente.

Pero si hablamos de topónimos, la cultura es además una lengua y un significado localizado en el espacio geográfico. En este caso, en el extremo occidental del mundo aymará. Allí, en una escarpada meseta a más de cuatro mil metros de altura, en el actual territorio peruano, parece haberse originado la primera denominación de Ancocahua.

Región posteriormente conquistada por los incas, y uno de sus principales santuarios regionales, fue el inicio de la expansión de este imperio hacia el sur, en la ruta de Cuzco. Fue posiblemente fruto de esa dispersión cuando, pocos años después, los incas se encontraron con la imponente cumbre cuyana, y por asociación con aquella, la denominaron también Ancocahua, que derivara luego en su nombre actual.

Esta es la versión de Juan Schobinger, arqueólogo pionero de Cuyo, que recoge a su vez la del lingüista León Strube Erdmann, y que desestima la muy divulgada traducción de “centinela de piedra”. Aconcagua sería así la grafía española deformada del aymará hanku=blanco y qawa= camisa, túnica.

Para los aymará, las montañas -que parecen haber estado allí desde siempre- fueron el símbolo de lo ancestral. Aún hoy, en las creencias andinas, los antepasados viven en las montañas más altas y se relacionan con el mundo de los vivos mediante vínculos de reciprocidad.

Aquellos ancestros aymará son los dueños de la humedad y los encargados de enviar las lluvias benefactoras, o castigar a sus descendientes con granizo o sequías. La montaña se asocia a las deidades que controlan el clima y la fertilidad. Una fertilidad vinculada al agua que da vida. Las montañas son el origen del agua, y el culto busca no sólo su abundancia natural, sino la resultante de la regulación efectuada por el hombre. El triple culto a la fertilidad une a Malku, cuidador y dispensador de las reservas de aguas de las montañas; Pachamama, la naturaleza fértil; y Amaru, el principio de la distribución del agua de riego destinada a las terrazas de cultivos.

Los cerros son los proveedores del agua y la fertilidad, y el sustento de siembras y rebaños. A ello deben su sentido sagrado. Pero más allá de cosmovisiones y modelos matemáticos, nada parece haber cambiado entre aquellos tiempos precolombinos y los de la sociedad actual, preocupada por el aumento de la temperatura global y la reducción de los glaciares andinos. De la existencia de esa “túnica blanca”, responsable de la liberación gradual de las nieves acumuladas, dependen hoy millones de dólares de producción agrícola y de exportación de vinos de la región cuyana.

Los santuarios de altura de los incas, como el del primitivo Ancocahua peruano, habrían funcionado como escenarios para la realización de ceremonias propiciatorias de la lluvia y reguladoras del clima. Para el mundo andino pasado y presente, las montañas son fuente de vida. Y ya son numerosos los autores que han vuelto su mirada a estudiar los aportes que las comunidades originarias pueden hacer en la búsqueda conjunta de soluciones a los desafíos del cambio global. Y el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ya le ha dedicado a este tema uno de sus capítulos.

Quizás, luego de tomar conciencia de todo lo que está detrás de su nombre, pensemos o sintamos algo distinto al decir Aconcagua. Hasta puede que como cierto pensador nos preguntemos: ¿somos más sabios que los antiguos, que dialogaban con los dioses?

Profesora ADRIANA VESCOVO

Departamento de Geografía
Dirección General de Servicios Geográficos

Artículo Revista “El Ojo del Cóndor”. Enlace a revista #01

http://www.youblisher.com/p/202292-El-ojo-del-Condor-01

 ACONCAGUA. El origen de un nombre

Bibliografía sugerida:
- Ceruti, María Constanza. “La sacralidad de las montañas en el mundo andino: ensayo de análisis simbólico”, pp. 379-394; y Schobinger, Juan. “El nombre “Aconcagua”, pp.409-410, en Schobinger, Juan (Compilador) El santuario incaico del cerro Aconcagua. Mendoza, EDIUNC, Universidad Nacional de Cuyo, 2001.
- Strube Erdmann, León. Toponimia indígena de Cuyo. Anales de Arqueología y Etnología, t.17-18; pp.119-136. Mendoza. 1962-1963.
Referencias electrónicas:
- IPCC. Fourth Assessment Report. Climate Change 2007: Impacts, Adaptation and Vulnerability. Working Group II Contribution to the Intergovernmental Panel on Climate Change. Summary for Policymakers, Brussels, April 2007. - http://www.ipcc.ch
- IPCC. Data Distribution Center- Climate Research Unit (University of East Anglia, Reino Unido) http://www.ipcc-ddc.cru.ac.uk
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